“Las instalaciones de juego son una propuesta educativa concebida desde la presentación estética de unos objetos específicos en un espacio transformable. Se dispone para favorecer el vínculo afectivo y las relaciones entre un grupo de niñas y niños acompañados de un adulto referente que da sentido a los procesos simbólicos de la infancia en un “lugar de símbolo” como metáfora de la vida de relación.

(Ruiz de Velasco A. y Abad J., 2019).

En la etapa de educación infantil está garantizada la curiosidad, la capacidad para asombrarse y de emocionarse, es por ello, que inmersos en el nuevo contexto de aprendizaje (NCA), apostamos por ofrecer a los niños/as instalaciones artísticas siguiendo la línea pedagógica de las escuelas Reggio Emilia.  En el entorno Internivel de Expresión Plástica dedicaremos este trimestre al montaje de espacios sensoriales.

Estos espacios permiten al alumnado descubrir, observar, dar nuevos significados a las cosas, manipular con vivencias significativas, dar un nuevo uso al espacio, a través del movimiento y de la interacción con sus iguales. Entran en contacto directo con una serie de materiales que le ayudan a sentir y a redescubrir el mundo que le rodea. Las sensaciones que experimenta el alumnado son exploradas por los sentidos, estimulando el desarrollo del aprendizaje y el crecimiento estructural del cerebro.

Las instalaciones artísticas forman parte de un arte contemporáneo, son obras que se completan cuando los alumnos forman parte de ellas. En los juegos de vaciar y llenar, aparecer y desaparecer, construir y destruir, el juego “del como sí” o “si esto fuera” aparece la reinterpretación y un nuevo orden estético más allá de lo convencional.

“El niño debe manipular materiales para su propia satisfacción. No nos debe nada. No tiene que hacernos ninguna propuesta. Debe saborear, jugar, experimentar el sentido y la materialidad de los objetos.”

(Loris Malaguzzi)

Es el adulto el que propone un escenario con una intencionalidad y es el niño o la niña el que dispone de él libremente entregándose a la posibilidad infinita de juego y transformación. El papel del profesor es configurar el espacio y posteriormente observar los procesos, invitar al juego, estimular la curiosidad y registrar aquello que considere importante durante la sesión.

Para ello proporcionamos un único espacio y montaje sensorial por sesión, con diversos materiales como telas, luces, tubos, material reciclado, papel, gomas, post-its, elementos naturales …

En el desarrollo de estas sesiones el profesorado nos damos cuenta de las posibilidades y la creatividad que los niños/as ponen en juego. Nos sorprenden con estructuras y pensamientos, iniciativas y actitudes. Son momentos óptimos para favorecer la expresión oral, donde manifiestan lo que piensan y lo que sienten, aumentando así, su bienestar emocional. Descubrimos que las relaciones son más positivas entre los alumnos al reducirse el estrés de las rutinas diarias. Desarrollan interacciones entre ellos, proponen la creación de reglas para desarrollar el juego, ya que también se ofrece la oportunidad de que los propios niños generen “desde dentro” sus propias ideas mediante transformaciones del espacio y los objetos. Favorece la construcción de identidad, como también el valor y respeto por el otro. Fomentando su autonomía en la toma de decisiones y en el ámbito psicomotriz.

Sobre todo, los vemos felices, contentos y disfrutando de las propuestas creadas para ellos.

“El niño tiene cien lenguajes, cien manos, cien pensamientos, cien formas de pensar, de jugar y de hablar, cien siempre cien formas de escuchar, de sorprender, de amar, cien alegrías para cantar y entender.”

(Loris Malaguzzi)

Equipo de Infantil de La Salle Corral de Almaguer